Principios
ideológicos de Ecologistas en Acción
Ecologistas en Acción es una organización social plural donde caben diferentes formas de vivir el ecologismo, y donde entendemos que el destino de las sociedades humanas es inseparable de los ecosistemas naturales.
Este
convencimiento parte de la concepción de nuestro planeta como una intrincada
conjunción de sutiles equilibrios entre los diferentes ecosistemas y las
diferentes especies, la humana incluida. Sus actos y sus estructuras están
estrechamente relacionados, conformando una parte de lo que llamamos naturaleza.
Nuestra
relación con la naturaleza no puede seguir basándose en la idea de explotación
y dominación. Queremos una humanidad justa en armonía con la naturaleza.
Ecologistas en Acción trabajará en favor de una nueva ética en las relaciones
de los seres humanos con los demás seres vivos y sus hábitats. Es preciso
reconocer unos derechos elementales a los animales, que nunca más deben recibir
sufrimientos gratuitos como objeto de diversión, de tradición o por ser usados
como objetos ornamentales.
Las
culturas derivadas del productivismo han tenido, a lo largo de la historia, unas
relaciones insensibles e insensatas con la Tierra. La naturaleza se consideraba
una fuente inagotable de recursos y un sumidero infinito donde depositar todo
tipo de residuos. Ahora sabemos que las acciones humanas y las estructuras
sociales están perturbando seriamente los equilibrios de la biosfera y
que no es posible salvaguardar el medio ambiente común sin tener en
cuenta las sociedades humanas, ni a la inversa, trabajar por una sociedad justa
y armoniosa, que permita el desarrollo personal de sus individuos, sin la búsqueda
de unas relaciones con la naturaleza que no perturben brutalmente sus ciclos y
equilibrios.
Unas
relaciones sostenibles de todos los seres humanos con el medio ambiente deben
asegurar que los recursos de la tierra estén equitativamente repartidos entre
todas las personas, las que existen y las que van a venir, entre el Sur y el
Norte. Eso comporta un cambio radical de las actividades humanas hacia formas
socialmente justas y respetuosas de la base natural común. Para que su uso sea
sustentable y generalizable, los recursos deben ser renovables, la extracción
no debe superar su renovación, las sustancias devueltas al medio deben ser
asimilables, y las fuentes no renovables deben sustituirse por otras renovables
que proporcionen el mismo servicio.
La
ecología nos devuelve la conciencia del límite. Nuestra dinámica económica y
social debe basarse en el conocimiento de la Naturaleza.
El camino hacia un mundo más justo y ecológico debe basarse en la
incorporación de puntos de vista más amplios que incluyan a todos los
protagonistas y no sólo en criterios técnicos o de expertos. La decisión última
ha de recaer en las personas protagonistas del cambio. Los conocimientos científicos
deberán aportar criterios para la decisión última, que ha de recaer en las
personas, comunidades y pueblos que son, en definitiva, los protagonistas del
proceso.
Todas
estas intenciones y anhelos se concretan en los siguientes puntos:
1.-
El disfrute de un medio ambiente en óptimas Condiciones es un Derecho de todos
los seres humanos. Ese derecho debe hacerse realmente efectivo al conjunto de la
Humanidad para permitir su bienestar social y económico, satisfacer sus
demandas lúdicas, culturales y psicológicas, y asegurar la misma calidad de
vida a las generaciones venideras. Un medio ambiente sano y diverso es una
necesidad social de primer orden, que debe modelar cualquier política de
desarrollo. La Economía debe necesariamente sufrir cambios profundos para dejar
de ser ciega, como lo es en la actualidad, a los impactos que se producen sobre
el medio y a la escasez o abundancia de los recursos. La formalización y
construcción de una nueva Economía debe basarse más en otros parámetros como
la energía, la entropía, el tiempo y
la cantidad y calidad física de diversos recursos que en un valor de cambio que
a menudo no está relacionado con el uso de los bienes. Asimismo debe contemplar
el desarrollo humano y la satisfacción equitativa de necesidades y superar su
obsesión por el crecimiento ilimitado
2.-
Denunciamos el desarrollismo económico imperante, basado en la explotación
abusiva e ilimitada de los recursos naturales.
Defendemos un desarrollo humano
respetuoso con la Naturaleza en el que el aprovechamiento racional de tales
recursos sea garantía para su conservación y bienestar. En consecuencia,
rechazamos tanto el modo de producción capitalista como
el ejercido por el socialismo burocrático, así como cualquier fórmula
socioeconómica basada en el productivismo. Nos oponemos asimismo, al modelo de
sociedad consumista porque, junto a su negativa incidencia ambiental en la
explotación indiscriminada de
recursos y la generación ilimitada de residuos, impone unas pautas sociales de
conducta alienantes que socavan la libre elección de las personas. Apoyamos la
autogestión económica y el autoabastecimiento local de
recursos, ya que supone una mayor independencia y la creación de menores
costes ambientales.
3.-
Para poner fin a la degradación de los paisajes y los ecosistemas, tanto
marinos como terrestres, necesitamos una nueva ordenación del territorio que
garantice la conservación de los espacios naturales, racionalice el uso y
disfrute de los mismos, evite el deterioro de los suelos y la desertificación,
promueva un racional aprovechamiento de los recursos y optimice para todo el
territorio las necesidades que la sociedad demanda, sin menoscabo de la calidad
de vida de la población y sin pérdida de identidad de las personas con su
entorno.
Rechazamos
como eje fundamental de una política proteccionista, la creación de enclaves o
"islas de naturaleza", que hagan olvidar la ordenación de los
recursos naturales en el resto del territorio. Consideramos imprescindible la
conservación de la diversidad biológica, sometida a una crisis aguda en todo
el Planeta, que se traduce en una progresiva extinción de especies de flora y
fauna y en la desaparición de las más importantes masas forestales, lo cual
supone una pérdida incalculable de patrimonio genético y de recursos
aprovechables, al tiempo que somete a los diversos ecosistemas a un
desequilibrio permanente.
4.-
Para poner fin a la creciente contaminación de las aguas marinas y
continentales, de la atmósfera, de los suelos y los alimentos, con el
consiguiente peligro para la salud humana, abogamos por una tecnología
industrial alternativa que ponga en marcha modelos de producción limpia, que no
produzcan sustancias tóxicas, que eviten en origen la generación de residuos y
vertidos contaminantes, y convierta los subproductos de unas industrias en
recursos para otras. El nuevo modelo de ecología industrial debe cerrar los
ciclos de los materiales, sustituyendo la actual cadena lineal que convierte
recursos en residuos. La reducción de residuos en origen mediante el cambio de
productos y procesos, y la reutilización de objetos, alargando su vida útil,
deben preceder al reciclaje, cuya industria, no obstante, debe ser fomentada de
forma indispensable. Consideramos insuficientes las medidas paliativas de
"final de tubería", como las depuradoras y rechazamos enérgicamente
el desarrollo de tecnologías finalistas de tratamiento como la incineración,
que sólo traslada el problema de lugar y medio, aumentando los riesgos para la
salud de las personas y el medio ambiente, mientras permiten la política de
generación continua de residuos.
5.-
Nos declaramos en contra del uso de la energía nuclear, tanto para la generación
de electricidad como para la construcción de armas nucleares, por el riesgo que
supone para todo tipo de vida. También rechazamos la industria nuclear porque
fomenta un modelo de sociedad militarizada y monopolista, incompatible con las
metas de autogestión y desarme que defendemos.
Propugnamos
un modelo energético alternativo más descentralizado, basado en el ahorro y el
uso eficiente de las energías limpias renovables.
6.-
Consideramos inaceptable el actual orden económico internacional, que condena a
la miseria a los pueblos del llamado Tercer Mundo y los mantiene en la
dependencia económica, tecnológica y política de los países desarrollados.
Alertamos sobre el gran peligro para la Humanidad que suponen las crecientes
diferencias entre el Norte y el Sur, que se traducen en nefastos efectos para la
civilización humana y su medio ambiente, como las hambrunas, las situaciones de
superpoblación, la emigración forzosa y las guerras. Denunciamos la operación
de ocultar las contradicciones del capitalismo desplazando las industrias
contaminantes y sus residuos a los países pobres y explotando, a la vez, sus
recursos naturales y humanos e impidiendo la aplicación de formas de
ecodesarrollo adecuadas a sus problemas y necesidades.
Nos
solidarizamos con todos los pueblos del mundo, con
su derecho a la autodeterminación y abogamos por el fin de cualquier
colonialismo económico, cultural, y político, que tan graves consecuencias han
tenido hasta el presente. Defendemos el derecho a la diversidad de las culturas
autóctonas y de sus formas de vida. Propugnamos
una actuación global de todos los pueblos en la defensa
del medio ambiente.
7.-
Proponemos un modelo de democracia real, en el que la participación ciudadana
se convierta en el eje vertebrador de las relaciones entre la administración y
la ciudadanía con la máxima descentralización en todo tipo de foros, respetando las
decisiones e intereses globales.
Rechazamos
la acumulación de poder y los totalitarismos políticos.
Abogamos
por el fomento del asociacionismo libre e independiente, y consideramos la
experimentación de las ideas alternativas
como una garantía para la búsqueda de nuevas iniciativas de progreso.
Proclamamos
el derecho de la ciudadanía al acceso a la más amplia y libre información,
imprescindible para la toma democrática de decisiones. Denunciamos la
tergiversación de la realidad en los medios de comunicación dominados por el
Estado y los grandes grupos económicos. Nos oponemos a la existencia de
información secreta o reservada a la administración. Apoyamos los medios
alternativos de expresión.
8.-
Abogamos por la solución no violenta de los conflictos y trabajamos por la
supresión de ejércitos y bloques militares, cuya existencia consideramos
irracional. Nos declaramos pacifistas
y, en consecuencia nos oponemos a la militarización de la sociedad, a la
aplicación de la ciencia y de la técnica a usos militares, que ponen en constante peligro la paz mundial.
Denunciamos el impacto social y ambiental
de la industria militar, del comercio de armas y, en particular, de las pruebas
nucleares. Rechazamos las leyes que imponen el ejercicio obligatorio del
servicio militar, y apoyamos los movimientos de insumisión a las mismas.
Asimismo alentamos a no cooperar fiscalmente con los gastos militares.
Una
sociedad justa y en paz con la Naturaleza debe estimular la cooperación en la
diversidad, y la solución pacífica de los conflictos. La paz, la no violencia
y la solidaridad son instrumentos indispensables para hacer frente a los graves
problemas de nuestro tiempo, evitando cualquier forma de
xenofobia, intolerancia y racismo.
9.-
Reclamamos para las personas trabajos dignos
y libres de explotación, que contribuyan a colmar las aspiraciones individuales
y colectivas. El concepto de trabajo se debe entender no sólo como trabajo
remunerado por un salario, sino que debe abarcar el trabajo doméstico, el
cuidado y restauración de la salud y las energías de las personas, y el
trabajo doméstico. Reclamamos también una
educación integral y multidisciplinar, que haga consciente al individuo de su
posición en la Naturaleza y que no reproduzca los esquemas de la sociedad
actual, discriminatoria y competitiva: una cultura libre y objetiva al alcance
de todas las personas, y encaminada a valorar y proteger el patrimonio de la
Humanidad; una justicia social efectiva y un desarrollo legislativo que
garantice todos los derechos ciudadanos; y, en general, que sean cubiertas todas
las necesidades básicas de los individuos.
10.-
Manifestamos nuestra solidaridad con todos los movimientos que luchan contra la
discriminación por razones de sexo, opción sexual, raza, clase, edad,
capacidad, religión, nación o cualquier otra diferencia.
Creemos
que la opresión más extendida en todas las sociedades es la que sufren las
mujeres, quienes, además, tiene a su cargo el sustento de la mayoría de la
humanidad. Tanto en el Norte como en el Sur, queremos una sociedad emancipada
donde mujeres y hombres tengan el pleno dominio de su cuerpo, de su tiempo y de
sus personas. Donde la sexualidad sea una forma de comunicación libre y
placentera. Donde la cultura se feminice y enriquezca, haciendo universales los
valores del cuidado de las demás personas, de la emoción y la mesura, de la
cooperación y el rechazo de las jerarquías.
Por
ello, reclamamos la igualdad de derechos y apoyamos al movimiento feminista que
lucha contra la discriminación de género. Así mismo, desde nuestra organización
trabajamos para que exista el clima de confianza y apoyo necesario para
conseguir una participación igualitaria.