Taller de Consumo Responsable

 

Quien quiere hacer algo encuentra un medio,

Quien no quiere hacer nada encuentra excusas.

Proverbio Árabe

 

El  CONSUMISMO supone en la actualidad un grave problema social y ambiental. Fruto del estudio riguroso y responsable de este problema, desde el movimiento ecologista se llega a plantear la alternativa del CONSUMO RESPONSABLE.

Consumidor respetuoso con el Medio Ambiente, consumidor responsable, consumidor ecológico, comercio justo, consumo crítico o ético: diferentes nombres para una misma actitud ante un modelo consumista.

Desde hace unos años, los consumidores estamos siendo sometidos a una auténtica Guerra Sicológica. Guerra Sicológica cuyo origen está en la potente industria publicitaria, y destinada a hacernos comprar.

Esta guerra sicológica forma parte de un modelo consumista y despilfarrador que no es aséptico, no es neutral, sino que muy al contrario, es un modelo que ocasiona serios problemas al planeta y a todos los seres que en él habitamos. Incluso genera, en algunas personas, alteraciones sicológicas que impulsan a comprar.

Este modelo consumista provoca un impacto ambiental elevado.

Pero, llegados a este punto hagamos un breve inciso: al hablar de Medio Ambiente no pensemos en imágenes bucólicas. El Medio Ambiente lo constituyen aspectos naturales, pero también sociales, culturales, políticos y económicos. Lo urbano también forma parte del Medio Ambiente, tanto como el río, el bosque o las sierras.

Volviendo al asunto principal que nos ocupa, el término “consumidor responsable” hace referencia a uno de los objetivos de la Educación Ambiental: que los seres humanos, como consumidores, tomemos conciencia de las consecuencias que tienen nuestros actos y hábitos de consumo; que tomemos conciencia de nuestra responsabilidad y, lógicamente, que actuemos en consecuencia.

1º Tomar conciencia del problema. Evaluar los daños ambientales, sociales, culturales y económicos que nuestros hábitos de consumo originan.

2º Buscar soluciones que eliminen o reduzcan el problema.

3º Puesta en práctica. Aplicar las propuestas ideadas.

4º Seguimiento.

Todo esto, y buscando su aplicación en el alumnado, habrá que hacerlo con la metodología propia de la Educación Ambiental, es decir provocar el autoconocimiento, guiar la investigación y tratar los problemas reales, y a ser posible cercanos a los interesados.

Uno de los principales objetivos de la Educación Ambiental es el de cambiar actitudes. Unas actitudes colectivas e individuales que, objetivamente, están suponiendo una agresión hacia nuestro entorno, con menoscabo de los recursos naturales del planeta, así como un deterioro de la calidad de vida de los seres humanos.

Por esto, desde numerosas conferencias internacionales, se insiste una y otra vez en que es necesario este cambio en las actitudes humanas, de modo que consigamos, o nos acerquemos hacia unas condiciones de vida más saludables y respetuosas con nuestro entorno y con los otros habitantes –no humanos- del planeta.

A pesar de la supuesta conciencia ambiental de la sociedad moderna, existen numerosos prejuicios, desinformaciones, e informaciones sesgadas o manipuladas, que hacen difícil este cambio de rumbo en la tendencia actual. Una tendencia que está ocasionando graves problemas, no sólo a escala local, sino ya a una escala global o planetaria.

Un obstáculo importante es el de la falta de una perspectiva global que haga valorar en su justa medida los, aparentemente, pequeños problemas locales.

El viejo aforismo de “piensa globalmente, actúa localmente” siegue siendo hoy día una necesidad. La mayoría de la población carece de esa perspectiva genérica, y esto lleva a infravalorar los problemas.

Un conocido principio sociológico nos informa de que el primer paso para resolver un problema es tomar conciencia de que existe.

 

Consecuencias del modelo consumista

Centrándonos ya en el consumo responsable, echemos un rápido vistazo a las consecuencias de éste modelo consumista y derrochador.

Los hábitos actuales de consumo están provocando una grave contaminación de la atmósfera, del suelo y del agua. Esto origina, no sólo el deterioro ambiental del planeta, sino la pérdida de la calidad de vida de los seres humanos y el incremento de enfermedades con una causa artificial.

Haciendo una esquemática relación de problemas ambientales, los más importantes de ellos serían:

Efecto invernadero o calentamiento del planeta por el uso excesivo de combustibles fósiles.

Reducción de la capa de ozono, protectora de los rayos solares nocivos.

Aumento de enfermedades respiratorias, de la piel y cancerosas por la polución atmosférica.

Reducción drástica de la superficie natural y arbolada del planeta.

Explotación abusiva de los recursos naturales: minería, tala, turismo de masas, etc.

Diseminación de residuos altamente tóxicos (dioxinas y furanos).

Proliferación de vertederos.

El peligro nuclear.

Agotamiento de recursos energéticos.

Deterioro de la salud debido a la alimentación industrial (pollos con dioxinas, vacas locas, etc.).

Problemas de la contaminación electromagnética.

En resumen, vivimos inmersos en una sociedad despilfarradora, que tiene consecuencias nocivas y graves en nuestra salud y en nuestro Medio Ambiente.

Y..., todos estos problemas ¿tienen solución?, ¿hay alternativas?.

Sí, desde luego que las hay y las vamos a ver en detalle más adelante.

Pero..., ¿quién puede aplicar las soluciones a este problemático panorama?: pues la cosa no es sencilla, como no es sencilla la solución a ningún problema complejo como éste.

No es sencilla, pero sí que tiene solución.

Este problema se apoya en tres factores o agentes:

-         Los fabricantes y vendedores.

-         El estado y las leyes.

-         El consumidor.

 

Las empresas que fabrican, y las empresas que venden productos de consumo deben poner en el mercado productos de calidad, económicos, duraderos y ecológicos.  

> Las leyes, de las que en nuestro país hay muchas, y algunas muy buenas, deben cumplirse. El estado debe ser eficaz en garantizar unas condiciones de vida saludable y respetuosas con el entorno.

> Y por último, el tercer agente implicado es el consumidor. Nos centraremos en este último.

Evidentemente, la solución a estos problemas que hemos enumerado, pasa por la acción conjunta de los tres agentes implicados, pero no por ello debemos encontrar una excusa para no hacer nada o entrar en una huelga de brazos caídos.

Como consumidores tenemos un enorme poder a la hora de “orientar” la fabricación y comercialización de los productos de consumo.

Como eslabón final de la cadena, no podemos evitar que un producto nocivo se ponga en el mercado, pero si no se vende, rápidamente será retirado del mismo. Por lo tanto, a la hora de comprar un producto, en lugar de otro, estaremos influyendo en la primera pata de la mesa, que era el fabricante.

Paralelamente, si a nivel particular, o aún mejor, a través de las asociaciones de consumidores, presionamos a los estados, en el sentido de obligar a que haya leyes y a que estas leyes se cumplan y mejoren, para que no se fabriquen ni vendan productos que puedan resultar dañinos para la salud, o afectar negativamente al Medio Ambiente; de este modo estaremos influyendo en la segunda pata de la mesa.

Pero..., y como consumidores individuales, ¿qué podemos hacer, si es que se puede hacer algo?.

El primer paso es fundamental y nos va a ayudar muchísimo a facilitarnos la tarea: se trata de, antes de decidirnos por un producto de la estantería, pensar en si lo necesitamos o queremos realmente, y en caso afirmativo plantearnos mentalmente si hay otro producto similar que sea de mejor calidad a un precio razonable, o si hay otro producto que, en su elaboración o después como residuos, afecte menos al Medio Ambiente.

En muchas ocasiones, vamos a disponer de alternativas mejores, y sólo con pararnos un momento a pensar en ello, no vamos a necesitar que nadie nos lo aconseje, ya que seremos capaces de comprar y elegir de un modo consciente y responsable.

Pensemos si tal o cual yogur es mejor que otro más barato, sólo porque incluya el término BIO en la etiqueta.

O pensemos si tal o cual desodorante, contiene un producto que va a colaborar en aumentar el agujero de la capa de ozono, etc. etc.  


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