Imagina. John Lennon
Imagina que no hay ningún paraíso.
Es
fácil si lo intentas.
Ningún
infierno bajo nosotros.
Sobre
nosotros sólo el cielo.
Imagina
a toda la gente.
Viviendo
al día.
Imagina
que no hay países.
No
es difícil hacerlo.
Nada
por lo que matar o morir.
Tampoco
ninguna religión.
Imagina
a toda la gente.
Viviendo
la vida en paz.
Imagina
que no hay posesiones.
Me
pregunto si puedes.
Ninguna
necesidad por codicia o hambre.
Una
hermandad del hombre.
Imagina
a toda la gente.
Compartiendo
todo el mundo.
Puedes
decir que soy un soñador.
Pero
no soy el único.
Espero
que algún día te unas a nosotros.
Y
el mundo será uno.
Siempre hay algo más. Alberto Cortez
Siempre
hay algo más que esperar de la vida.
Siempre
hay algo más en alguna medida.
Para
bien o mal siempre hay algo más,
hay
a quien curar una herida.
Siempre
hay algo más que cerrar los postigos,
alguien
que al azar necesita un amigo.
Hay
para elegir, cosas que sentir,
dar
o recibir un abrigo.
Más,
siempre hay algo más,
alguien
o algo más en cualquier esquina.
Más,
siempre hay algo más,
rosas
para dar en lugar de espinas.
Más,
siempre hay algo más,
algo
que salvar de cualquier fracaso.
Más,
siempre hay algo más,
piedras
que quitar antes de un mal paso.
Siempre
hay algo más que contar las caídas,
algo
a rescatar de una causa perdida.
Hay
en qué creer, algo que aprender,
luces
que tener encendidas.
Más,
siempre hay algo más,
hay
para empezar nuevas singladuras.
Más,
siempre hay algo más,
hay
donde buscar nuevas aventuras.
Más,
siempre hay algo más,
que
la adversidad, que la mala suerte.
Más,
siempre hay algo más,
algo
más allá de la propia muerte.
Más,
siempre hay algo más,
algo
más allá de la propia muerte.
La mala reputación. Paco Ibáñez (G. Brassens / P. Pascal)
En
mi pueblo sin pretensión
tengo
mala reputación,
haga
lo que haga es igual
todo
lo consideran mal.
Yo
no pienso, pues, hacer ningún daño
queriendo
vivir fuera del rebaño.
No,
a la gente no gusta que
uno
tenga su propia fe.
Todos,
todos me miran mal
salvo
los ciegos, es natural.
Cuando
la fiesta nacional,
yo
me quedo en la cama igual,
que
la música militar
nunca
me supo levantar.
En
el mundo, pues, no hay mayor pecado
que
el de no seguir al abanderado.
No,
a la gente no gusta que
uno
tenga su propia fe.
No,
a la gente no gusta que
uno
tenga su propia fe.
Todos
me muestran con el dedo
salvo
los mancos, quiero y no puedo.
Si
en la calle corre un ladrón
y
a la zaga va un ricachón
zancadilla
pongo al señor
y
aplastado el perseguidor.
Eso
sí que, sí que será una lata
siempre
tengo yo que meter la pata.
No,
a la gente no gusta que
uno
tenga su propia fe,
no,
a la gente no gusta que
uno
tenga su propia fe.
Todos
tras de mí a correr
salvo
los cojos, es de creer.
Cuando
la fiesta nacional
yo
me quedo en la cama igual
que
la música militar
nunca
me supo levantar.
En
el mundo, pues, no hay mayor pecado
que
el de no seguir al abanderado.
No,
a la gente no gusta que
uno
tenga su propia fe.
No,
a la gente no gusta que
uno
tenga su propia fe.
Todos
me miran mal
salvo
los ciegos, es natural.
A partir de mañana. Alberto Cortez
...
que no tengo valor ni pudor de ocultar mis más ondas heridas.
Si
a partir de mañana decidiera vivir una vida tranquila
y
dejara de ser soñador para ser un sujeto más serio,
todo
el mundo mañana me podría decir:
se
agotaron tus pilas, te has quedado sin luz,
ya
no tienes valor, se acabó tu misterio.
Hasta
el día se hoy solo fui lo que soy: aprendiz de Quijote,
he
podido luchar y hasta a veces ganar sin perder el bigote;
ahora
debo pensar que no pueden dejar de sonar las campanas,
aunque
tenga que hacer mas que hoy y que ayer,
A
partir de mañana.
A
partir de mañana empezaré a vivir la mitad de mi vida.
A
partir de mañana empezaré a morir la mitad de mi muerte.
A
partir de mañana empezaré a volver de mi viaje de ida.
A
partir de mañana empezaré a medir cada golpe de suerte.
Hasta
el día de hoy sólo fui lo que soy aprendiz de Quijote,
he
podido luchar y hasta a veces ganar sin perder el bigote;
ahora
debo pensar que no pueden dejar de
sonar las campanas,
aunque
tenga que hacer mas que hoy y que ayer a partir de mañana
Mi sitio. José María Purón
Mi
sitio está donde el alba brilla en flor cada mañana,
de
púrpura engalanada inocentemente blanca,
que
no quiero ser testigo de un alba recién manchada.
Mi
sitio es donde han tenido de cenizas sus entrañas,
de
enebro sus blancas alas y de niebla su mirada.
Y
no quiero que a este alba nadie le manche la cara,
que
no sabéis cuánto vale respirar cada mañana,
Tener
por vecino al sol y por hogar la montaña.
que
no sabéis cuánto vale respirar cada mañana,
tener
por vecino al sol y por hogar la montaña.
Mi
sitio está donde el suelo viste alfombra verde clara,
y
no donde los asfaltos han alfombrado tu casa,
que
no hay suelo más hermoso que la hierba verde y blanda.
Que
no sabéis lo que vale respirar cada mañana,
tener
por vecino al sol y por hogar la montaña.
Que
no sabéis cuánto vale respirar cada mañana,
tener
por vecino al sol y por hogar la montaña.
Pudiera ser que pudiera. Alberto Cortez
Pudiera
ser que supiera cómo decirle a la gente,
con
unas palabras, lo que pasa por mi mente.
Pudiera
ser que supiera, cómo decirle que el vino
es
bueno para beber y no para ser camino.
Pudiera
ser que pudiera, cómo saber que una estrella
sólo
se alcanza volando y no con una escalera.
Pudiera
ser que pudiera, si yo tuviera talento
y
el lirismo necesario, para decir lo que siento.
Pudiera
ser que pudiera, ser demagogo de oficio
y
reclamar por el pueblo en mi propio beneficio.
Pudiera
ser que pudiera, trocar el aire por humo,
para
que cobre su renta la sociedad de consumo.
Pudiera
ser que pudiera, ser juez y usar la justicia,
para
imponer mis ideas sin que nadie se resista.
Pudiera
ser que pudiera, seria cuestión de intentarlo,
pero
me duele en el alma cuando me pongo a pensarlo.
Pudiera
ser que supiera, cómo templar la guitarra,
para
que valgan la pena mis cantares de cigarra,
para
que nadie, de todos, pueda jugar con ventaja.
Pudiera
ser que pudiera, reconocerme a mí mismo,
sin
recurrir a un espejo, ni caer en fanatismos.
Pudiera
ser que pudiera, si yo tuviera talento
y
también lo que hace falta, para decir lo que siento.
Todos somos igual. Víctor Manuel
...
el hombre gordo y el flaco, el gigante y el enano
y
aquel que viste de gris para vivir camuflado
el
que trepa de puntillas y se olvida de sus pasos
también
aquel que niega su brazo al que vive más abajo
todos
tenemos un precio todo se compra se vende
el
traficante, el artista intercambian sus divisas
el
esclavo como el rey tienen idéntica piel
y
en el horno se verá que todos somos igual
el
señor y la doncella, el poeta y su miseria
piratas
y mercenarios, falsos revolucionarios
algún
siervo disfrazado de paloma mensajera
también
Caperucita y su abuela, Ton y Jerry, Cenicienta
todos
tenemos un precio, todo se compra se vende
el
traficante el artista intercambian sus divisas
el
esclavo como el rey tienen idéntica piel
y
en el horno se verá que todos somos igual
que
el esclavo como el rey tienen idéntica piel
y
en el horno se verá que todos somos igual.
Con razón o sin razón. Joaquín Carbonell
...
con cinco ya tiene un duro
y
el que pide de sudores no se basta con ninguno
con
razón o sin razón
el
fuerte está en posesión
del
mango de la sartén
de
la carne y del carbón.
No
hay protesta que te valga,
todo
tiene explicación,
lo
malo es si te lo explican
después
de darte el zurrón.
Para
tratar los problemas
hay
que hablar serenamente
si
entendemos por sereno
ser
callado y obediente.
Con
razón o sin razón
el
fuerte está en posesión
del
mango de la sartén,
de
la carne y del carbón.
A
nadie le gusta, creo,
que
le busquen las cosquillas
y
es tan grande el cosquilleo
que
nos partimos de risa.
Si
se trata de reír
vamos
a reírnos todos
que
aquí el que más o el que menos
ha
llorado por los codos.
Con
razón o sin razón
el
fuerte está en posesión
del
mango de la sartén
de la carne y del carbón.
Sal de tu habitación. Rosa León
En
tu pelo se enreda lo que fue y no pudo ser;
lo
que abrasa y no quema, lo que miras y no ves.
Sal
de tu habitación, que aquí no llega el sol.
Puedes
dejar el agujero, que no te ate nunca el miedo,
pon
en marcha tu reloj.
La
medida del tiempo me la marca un caracol,
el
ladrido de un perro o escuchar el ascensor.
Sal
de tu habitación, que aquí no llega el sol.
El Gran Dictador (Charles Chaplin). Discurso final
Lo
siento, pero yo no quiero ser emperador, ese no es mi oficio. No quiero gobernar
ni conquistar a nadie, sino ayudar a todos si fuera posible, judíos y gentiles,
blancos o negros. Tenemos que ayudarnos unos a otros, los seres humanos somos así;
queremos hacer felices a los demás, no hacerlos desgraciados. No queremos odiar
ni despreciar a nadie.
En
este mundo ha sitio para todos, la buena tierra es rica y puede alimentar a
todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos
perdido. La codicia ha envenenado las almas, han levantado barreras de odio nos
ha empujado hacia la miseria y las matanzas.
Hemos
progresado muy deprisa pero nos hemos encarcelado a nosotros. El maquinismo que
crea abundancia nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos;
nuestra inteligencia, duros y secos; pensamos demasiado y sentimos muy poco.
Más
que máquinas necesitamos humanidad, más que inteligencia, tener bondad y
dulzura. Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los
aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos, la verdadera naturaleza de
estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a
todos nosotros. Ahora mismo mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, a
millones de hombres desesperados, mujeres y niños; víctimas de un sistema que
hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes.
A
los que puedan oírme les digo: no desesperéis, la desdicha que padecemos no es
más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino
del progreso humano. El odio de los hombres pasará y caerán los dictadores y
el poder que le quitaron al pueblo se le reintegrará al pueblo y así, mientras
el hombre exista la libertad no perecerá.
Soldados
no os rindáis a esos hombres que en realidad os desprecian, os esclavizan,
reglamentan vuestras vidas y os dicen lo que tenéis que hacer, que pensar y que
sentir. Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como a carne
de cañón. No os entreguéis a esos individuos inhumanos, hombres-máquina con
cerebros y corazones de máquina. Vosotros no sois máquinas, no sois ganado,
sois hombres. Lleváis el amor de la humanidad en vuestros corazones, no el
odio; solo los que no aman odian, los que no aman y los inhumanos.
Soldados,
no luchéis por la esclavitud, sino por la libertad.
En
el capítulo 17 de San Lucas se lee: “el reino de dios está dentro del
hombre, no un hombre ni de un grupo de hombres, sino de todos los hombres, en
vosotros; vosotros el pueblo tenéis el poder. El poder de crear máquinas, el
poder de crear felicidad.
Vosotros
el pueblo tenéis el poder, de hacer esta vida libre y hermosa, de convertirla
en una maravillosa aventura.
En
nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos
por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres trabajo y a la
juventud un futuro y a la vejez seguridad. Con la promesa de esas cosas las
fieras alcanzaron el poder, pero mintieron, no han cumplido sus promesas ni
nunca las cumplirán.
Los
dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora
para hacer nosotros realidad lo prometido. Todos a luchar para libertar al
mundo, para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y
la intolerancia. Luchemos por el mundo de la razón; un mundo donde la ciencia,
donde el progreso nos conduzca a todos a la felicidad.
¡Soldados,
en nombre de la democracia, debemos unirnos todos!.
Jana,
¿puedes oírme?. Donde quiera que estés mira a lo alto Jana. Las nubes se
alejan, el sol está apareciendo, vamos saliendo de las tinieblas hacia la luz.
Caminamos hacia un mundo nuevo, un mundo de bondad en el que los hombres se
elevarán por encima del odio, de la ambición, de la brutalidad.
Mira
a lo alto Jana, al alma del hombre le han sido dadas alas, y al fin está
empezando a volar; está volando hacia el arco iris, hacia la luz de la
esperanza, hacia el futuro, un glorioso futuro, que te pertenece a ti, a mí, a
todos.
Mira
a lo alto Jana, mira a lo alto.